Educación en Chile: La lucha por un bien intangible.

lunes, 18 de julio de 2011
Dados los acontecimientos que han ocurrido en nuestro país no solamente estos últimos meses, sino basándonos en una lucha que se ha llevado hace años y que simplemente en ciertas ocasiones ha alcanzado estas magnitudes populares, pasando de ser una lucha de pocos a una lucha como sociedad, me remito a tratar este tema, en un inicio, desde la siguiente perspectiva: la educación como un bien intangible.

Para poder dar cierto contexto a lo que deseo referirme, podríamos clasificar los bienes, como de muchas otras formas, en dos tipos: los tangibles y los intangibles. Como lo dice su nombre, los bienes tangibles corresponden a los bienes que podemos percibir por alguno de los cinco sentidos del ser humano: el auto, la televisión, la comida en una cadena de comida rápida o un perfume (sume lo que usted encuentre correcto a este punto). Por otro lado, tenemos los bienes intangibles, que corresponden a bienes que no son perceptibles, obviamente, con nuestros sentidos, como lo es la educación.

Por qué la educación la considero intangible? Porque la educación no es algo que percibimos.  Tal vez no es algo tan fácil de entender, pero pretendo basarme en varios elementos que permitan mostrar dicho punto.
Como dice el cliché, la educación no solo se da en la escuela o campo en el cual uno acude a aprender sobre lenguajes, matemática, operaciones o lo que sea, sino que en todo ámbito de la vida. Podemos ver el término educación, tan volátil a veces, como las conductas correspondientes a los modelos de la sociedad (no botar papeles, no contaminar, el reciclar) que tienen que ver con actitudes de vida y con el crear carácter. Por otro lado, podemos asociarlo a tomar en cuenta aquella entrega de conocimientos en particular que nos permite aprender sobre diversos temas, básicos y técnicos, que permitan desarrollarnos profesionalmente en la vida.
Donde creo que cojea el concepto que hoy manejamos como sociedad chilena? En la creación de conciencia. Como dice el origen del concepto de universidad, esta está concebida para entregar conocimientos universales y no localizados como hoy.  Más aún, hay lugares donde, a mi parecer, se entregan elementos sumamente valorables a partir de la vida universitaria y no en las aulas.

Y no solo es una fuente que entrega conocimiento (el bien intangible) sino que históricamente han tenido un papel importante dentro de la sociedad, formadoras de pensamiento crítico y participantes del movimiento social, y que como todos sabemos, se vio fuertemente debilitado por el golpe militar y la dictadura de Pinochet, y con dicho debilitamiento, su rol social a la vez se ha visto afectado negativamente.  

Paralelamente, se libera la educación para que el mercado permita regular la oferta y demanda de esta, ofreciendo a través de las entidades privadas (universidades, CFT e IP) “educación de calidad” que en realidad es que cada uno podrá ingresar a una educación de mayor calidad en forma proporcional a la forma en que uno pueda y desea endeudarse, lo cual tampoco hay asegura que al salir uno posea mejores herramientas para la vida. 

Según Juan Carlos Eichholz le parece anecdótico que la población más vulnerable sea la que accede a universidades privadas del estilo UDLA. Pues a mí no me parece tan loco. Claramente hace tiempo que las capacidades de las personas no son filtro para las universidades sino la capacidad de pago de los aranceles. No me refiero al momento de entrar a la universidad, que teniendo una prueba de selección con muchas críticas, sino al permanecer dentro de esta misma, pues muchos jóvenes que logran entrar deben desertar por no poder cancelar el dinero correspondiente. Volviendo al tema, porque creo que no es algo anecdótico? Porque la sociedad chilena es aspiracional; vemos como cada semana aparecen suplementos con el plasma más barato, y todo tipo de adquisiciones que digan que uno si vive como desea cueste lo que cueste, lo que se ve mejor reflejado en que continuamente se van creando necesidades que son entregadas a la sociedad, y bajo mi punto de vista, en el caso de la educación superior ocurre lo mismo.

Es así como la educación universitaria privada carece de ciertos elementos y tengo la fortuna de hablar desde la experiencia de pasar tanto por la pública como de la privada, por lo cual pretendo extenderme un poco más en este tema. 

Si nos vamos estrictamente a los diferentes rankings de los últimos años de universidades vemos que los primeros cinco lugares son encabezados por la Universidad de Chile, la Pontificia Universidad Católica, la Federico Santa María, la U de Conce, la USACH y la UAI. Claramente, estos datos son limitados en datos como  los puntajes PSU para entrar a la universidad, cantidad de doctorados, desarrollo de investigación y proyección laboral. Lo que encuentro interesante es como desde ahí hacia abajo, la  posición de universidades tanto públicas como privadas puede variar tanto que los demás lugares a poco y nadie le importen.

Sin embargo, y algo que nunca obviamente ha estado como indicador, la vida universitaria es un elemento sumamente importante. Esto, porque en las universidades tradicionales, incluso privadas últimamente, existe lo que se conoce como vida universitaria.

Según mi experiencia, y obviamente habrán excepciones a mi regla, en estas instituciones se da una diversidad cultural bastante heterogénea. Existen centros de alumnos de verdad, que valen por el bienestar de sus pares, necesidades e inquietudes, creando conciencia social que más de alguno podrá tomar en cuenta o no (aquí también entra en juego lo vivido en la etapa anterior, pero que en sí forma convicciones de uno u otro punto de vista, y es aquí donde deseo detenerme un momento.

Y porque detenerme aquí? Simplemente porque no existe una relación lineal (o proporcional) de condición  económica con crítica social. Más aún, independiente de la tendencia política y la clase social, en todo ámbito se perciben opiniones simples y poco desarrolladas, carentes de un pensamiento crítico, desarrollo y análisis; y esto es lo más preocupante, puesto que independiente a mi posición respecto al tema, siempre que una crítica u opinión que si posea estos elementos es mucho más válida y gratificante para la sociedad que un disparo al aire…

El resto, es challa.

Y como dijo un día Pedro Aguirre Cerda:

“Para que la enseñanza pueda cumplir su misión social con toda la amplitud es necesario que sea: gratuita, única, obligatoria y laica. Gratuita, a in de que todos los niños puedan beneficiarse de la cultura; única, en el sentido de que todas las clases chilenas unifiquen su pensamiento y su acción dentro de las mismas aulas; obligatoria, pues es deber del ESTADO dar a todos los miembros de la sociedad el mínimo de preparación; laica, con el fin de garantizar la libertad de conciencia y hacer que nada perturbe el espíritu del niño durante el período formativo”